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Ahora me parece tan lejano, que si tratara de convencerme
podría apostar los dos brazos a que ninguno de esos dias fueron verdad.
Como un sueño de esos de noches granates y eternas,
de los que no sabes si realmente fueron ciertos, o solo en parte, o nada.
Cuando la memoria me engaña me trae tan sólo imagenes:
yo sentada, me miro las zapatillas y miro tu ventana.
Vamos, baja, quiero templarme en el café, taparte el periódico
y notar que me escuchas

1 comentario:

una tal Eliana dijo...

siempre hay alguien q escucha como nadie