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Un buen dia me parece abarcar con una sola mirada la totalidad del saber, como si invisibles ramificaciones nacieran de pronto y unieran entre sí todas mis lecturas dispersas; y, de repente, el sentido no se deja aprender, lo esencial se me escapa y por mucho que lea y relea las mismas líneas, las comprendo cada vez un poco menos, y me veo a mi misma como a una vieja chalada que piensa tener el estómago lleno sólo por haber leído con atención el menú.

(L'élegance du hérisson)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sopla el viento entre las grietas,
el eco se propaga y lima poco a poco las ideas,
el espíritu del joven anarquista revolucionario y la sangre que estaba dispuesto a derramar, ya no están presentes en primera línea de fuego.

Sólo pequeñas disputas internas,
profundo y arraigado resentimiento,
hay plumas dispuestas a volar,
pero no todas encuentran su cornisa;
llega ya la hora de aparcar la venganza,
llega ya la hora de envainar la espada y guardar la pólvora,
llegó ya la hora de mirar el cielo y pensar en otras cosas.